Hay épocas en las que una nota que estira el brazo más que la manga, y que no llega, que la zanahoria siempre le va un trozo por delante del hocico, y la meta se estira, y se estira, y se estira, y nunca se alcanza…
A mí me ocurre de manera periódica, así que intento relativizar y darme cuenta de que el momento pasará, volveré a respirar, a tener tiempo y a no sentir que se me escapan los minutos de las manos, que necesito más horas al día, más días a la semana, más semanas al mes y más meses al año…
Pero de vez en cuando, me da el agobio y entro en pánico, también lo reconozco. ¡¡Lo que daría yo por poderme tirar a la bartola y no hacer nada más que tomar el sol y pensar en el vacío!!
Porque realmente, me falta el aliento. Entre el trabajo, los estudios (a la vejez, viruela… ¿¿Tú te crees que yo tengo edad de ponerme a estudiar Administración y finanzas??), las escapadas de finde, SugarTremens (que va vientísimo en popa), los blogs, las colaboraciones con Mi Petit Madrid y Underdogs (que los tengo abandonadísimos y me da una rabia que paqué), los compromisos, los ensayos de jotas, la familia, los amigos, las birras, el cine… Aaaaaaaaaaaaaaaaargh.
Y entonces, recibes esto en tu buzón, y ves clarísimamente que la vida puede ser algo realmente bueno y bonito, y que merece la pena, y que el estrés como sube baja. Gracias, p s t r a n g e t o w n, eres increíble.
Pero joder, un respiro no vendría mal…
noemozica & her stuff 