Un GRAN día

Hay días en los que te levantas por la mañana sin saber las magníficas sorpresas con las que te vas a ir topando a lo largo de las horas.

Inocente, tomas el primer café con los ojos entreabiertos, nunca entrecerrados, y la mente adormecida. Saboreas tu tostada con mermelada casera, te duchas, te vistes y caminas hasta el trabajo con la alegría que da poder no meterse en un vagón maloliente de metro para llegar a donde te diriges. Trabajas, te ríes con los compañeros, comes, te ríes un poco más, y sigues trabajando hasta que el reloj dice que no más. Y entonces sales, vuelves a caminar, y empieza EL DÍA. Ahora sí, de verdad.

Decides que vas a ir caminando desde Palau Reial a Gracia, porque tienes tiempo de sobra, poco dinero en el bolsillo y ganas de disfrutar de una ciudad que, aunque en muchas cosas te cabree, es preciosa. Y caminas, café en mano, y sonríes. Porque lo de caminar da eso, una sonrisa de oreja a oreja y ganas de ver hasta lo que no tienes delante.

Y entonces aparece. Una galería que sabes que está ahí pero que no recuerdas y en la que nunca antes habías depositado demasiado tus ojos. Y las ves. Ves unas esculturas preciosas, rabiosamente contemporáneas, y a la vez tremendamente clásicas. Y piensas si son de Antonio López, o de Juan Muñoz, pero rápidamente deduces que no. Buscas un nombre, y lo encuentras: José Manuel Belmonte Cortés. Y entras en la Berger Gallery, atraída por un imán que no sabes de dónde tira, pero que tira… Buah… ¡¡Espectacular!! No eres mucho de escultura, pero de verdad que lo que este hombre hace es impresionante. Notas cada músculo, cada piel, cada textura, cada tela, cada arruga. Te estremeces. Sabes que te acaba de pasar algo especial, y vuelves a sonreír.

Sigues caminando, sonrisa en la boca y buenrollismo en el corazón, y entras en el Habitat. Encuentras las copas de martini que llevabas siglos buscando y que estaban descatalogadas, y vuelves a sonreír. Y ya no te acuerdas de que en el FNAC no tenían la Popshot Magazine que andas buscando. ¡¡Mecachis!!

Y llega el plato fuerte del día: la presentación de Rapuncel (Iratxe López de Munáin) en Casa Anita. Sencillamente deliciosa. Vuelves a tener la sensación de encontrarte en un cuento, en uno de ésos en los que el fueron felices para siempre ni se cuestiona. Y así es. Palabras bonitas, historias preciosas, ilustraciones de ensueño, trenzas de canela y dedicatorias que son tuyas y de nadie más.

GRACIAS por este día (La banda sonora no podía ser otra…)

Imágenes by noemozica (Donosti, Madrid y Granada, 2011), Archivo e Iratxe López de Munáin

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