El otro día os prometí en el Facebook una receta fácil, rica, ligera y refrescante. Pues bien, aquí está.
El domingo vino mi amiga P. a comer y decidí hacer un postre que no incluyese encender el horno, por razones obvias, pero que estuviese igualmente delicioso. Así que el sábado, con mis bolsas de tela reutilizables en el bolso, me fui al mercado y compré unos paraguayos, mi fruta preferida ever, junto con el melón, las fresas y las naranjas.
Una vez en casa, me vinieron a la mente estas fotos del blog Cannelle et Vanille que, aunque en realidad no tienen nada que ver con lo que yo preparé, sí me inspiraron desde la memoria visual.
Así que me fui al balcón, corté unas ramas de menta de mi planta (gracias a los consejos de D., solucioné su problema con el pulgón con un insecticida natural de Compo que os recomiendo) y me puse manos a la obra.
Lavé y corté a trocitos los paraguayos, piqué la menta y espolvoreé una cucharada de azúcar moreno por encima. En realidad, yo utilizo siempre panela, un azúcar de comercio justo muy natural y extraído directamente de la caña de azúcar (la compro siempre en Equimercado), y que tiene un sabor súper especial, ideal para endulzar postres, frutas y yogures.
Ya sólo quedaba darle unas vueltas y refrigerar un par de horas. Riquísimo.